Fuente: La Capital

Existe una gran preocupación sobre el avance de China en todo el mundo vinculado a distintas áreas, que incluyen la pesca, la construcción y hasta la Hidrovía argentina, por donde el país exporta la mayoría de sus granos.
Sobre la Hidrovía, hay dos proyectos en juego: el primero es crear una empresa nacional administrada por el Estado y algunas provincias que se encarguen de contratar a la concesionaria que continuará haciendo el dragado, balizamiento y mantenimiento de la autopista fluvial. Sin embargo, la segunda opción es que China, a través de una de sus empresas, Dredging Company, se haga cargo de esos trabajos. En algunos sectores del gobierno hay intención de cerrar un acuerdo con los chinos, pero aún no está definida la cuestión y por la complejidad e importancia del tema no se descarta que se prorrogue el plazo a la actual concesionaria belga.
Las exportadoras de granos argentinas manifestaron su preocupación ante cualquiera de los dos escenarios, sea la conformación de una nueva empresa estatal o que una compañía china mantenga la Hidrovía ante el temor al aumento de los costos y la calidad del servicio. Respecto del posible desembarco chino, la ex diputada Elisa Carrió alertó que si la Argentina acuerda con el gigante asiático»le entregará el control de la Hidrovía desde Ciudad del Este hacia abajo y eso significa entregar soberanía nacional”.
Pesca ilegal
En el marco de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, la expansión del gigante asiático, que será el único país del mundo que en 2020 no tendrá retroceso de su PBI aunque sí un crecimiento muy magro, las elecciones del próximo martes en Estados Unidos tendrán un papel central en la resolución de la cuestión.
Mientras tanto, desde distintos países llegan señales de alarma por el imparable avance chino. Desde Chile, por ejemplo, la ONG Oceana, especializada en temas marítimos, asegura que unos 300 buques chinos se aproximan a las costas del Pacífico del país trasandino con el objetivo de extraer jibia, que es un molusco abundante en esas aguas. El director de Oceana Chile, César Astete, advirtió sobre el comportamiento de este tipo de barcos, y la manera en que podrían poner en riesgo el objetivo de defender la conservación de la fauna marina. “Venimos trabajando en Chile en materia de transparencia de la operación pesquera, lo que ha ayudado mucho a tener monitoreo de las flotas que operan en aguas nacionales y, también, en aguas internacionales, esencialmente respecto a países que tienen flota de larga distancia. Los límites de la legalidad son los que han estado en cuestionamiento”, dijo. El especialista estima que casi 17 mil embarcaciones chinas operan en aguas internacionales siendo responsables del 40 por ciento del esfuerzo pesquero mundial, y su flota se ha visto constantemente implicada en actividades de sobrepesca, captura de especies en peligro, violación de jurisdicciones de países, alteraciones de documentación de pesca, entre otras actividades.
Construcción y militarismo
Otra de las preocupaciones a nivel mundial es la actividad de las empresas constructoras que son propiedad de la República Popular China, porque se denuncia que dañan el medio ambiente y amenazan a las economías de las naciones de todo el mundo. Los Estados Unidos revelaron que la Compañía de Construcción de Comunicaciones de China (CCC) “está impulsando la expansión militar de ese país en el Mar de China mediante el dragado, la construcción y la militarización a gran escala de islas artificiales y puestos avanzados en disputa”. Además, dijo que “impulsa infraestructuras en países en desarrollo, pero estaría ofreciendo una construcción de mala calidad, con una deuda insostenible, daño ambiental y casos que se encuadrarían en abuso laboral”. Esas afirmaciones corresponden al secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, para quien las empresas chinas y subsidiarias se han involucrado en “corrupción, financiamiento predatorio, destrucción ambiental y otros abusos en todo el mundo. No se debe permitir una agenda expansionista”, enfatizó.
Cinco filiales de la empresa estatal china de construcciones forman parte una docena de compañías de ese país que el Departamento de Comercio de los Estados Unidos sancionó en agosto pasado por construir puestos militares en el Mar de China meridional que afectan la soberanía de otras naciones de la región y dañan el medio ambiente.